Rajoy apela a la concordia y clausura la convención del PP sin propuestas concretas de gobierno

Rajoy junto a su esposa, Elvira Fernández, Aznar, Botella, Cospedal y Arenas.

La convención que ha celebrado el Partido Popular en Málaga  estaba basada, teóricamente, en la presentación del programa electoral. Todo hacía presagiar que se hablaría en voz alta de propuestas concretas, de cara a la importante cita con las urnas del próximo 20 de Noviembre. Pero no ha sido así. Mariano Rajoy, en un discurso de 12 folios, ha eludido en todo momento plantear un solo anuncio que permita visualizar las líneas maestras de su más que inminente gobierno. Ha apelado a la «concordia» entre todos los españoles, ha hablado del desempleo, de los cinco millones de parados, de la crisis y del déficit (sólo para nombrar la palabra) como era de esperar, pero sin entrar en detalles sobre cómo piensa arreglarlo. Afortunadamente sí ha reconocido que “no hay varitas mágicas” para las soluciones que piensa poner en práctica.

Tiene razón José María Aznar cuando dice que Rajoy heredará “la peor herencia” que se puede dejar al nuevo gobernante, pero se echa en falta saber cómo se afrontará y cuál será el plan de choque del primer consejo de ministros del PP, previsiblemente a comienzos de Enero de 2012.“Nos dejan una herencia muy difícil pero sabremos superarlo”, anunció ante el público entregado en el  Palacio de Congresos de Málaga. El líder del centro-derecha español nombró a expresidentes como Suárez y Aznar para decir que “como ellos, nosotros también sabremos hacerlo”, en alusión a la superación de la crisis económica actual.

El día antes de la intervención del que será, salvo hecatombe, el sucesor de Zapatero, todo el mundo apostaba sobre que el eje central del discurso de Rajoy pivotaría en Fitch y cómo este organismo ha rebajado la nota de España por su déficit económico. La prima de riesgo bajó el viernes de los 300 puntos básicos, pese a la decisión de la agencia de calificación crediticia. Lo tenía muy fácil el futuro gobernante, pero rompió las apuestas. De hecho, Fitch destacó en su informe que la decisión adoptada se debía a la ejecución presupuestaria de los gobiernos regionales. Estos representan “un riesgo” para la consolidación fiscal. La agencia ya redujo en septiembre la nota de Andalucía, Cataluña, Canarias, Valencia y Murcia.

Precisamente, Rajoy se reunió el viernes con presidentes de comunidades autónomas presentes en la convención de su partido. Del cónclave se filtró una frase del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera: “Estamos trabajando sin luz y sin red”. Hay que situar sus palabras en el contexto de las dificultades que tienen los barones regionales del PP para elaborar sus presupuestos, con un Ejecutivo central en caída libre.

En la sala de prensa, desde donde escribo estas líneas, me llama la atención un comentario generalizado que resume la sensación de vacío con la que nos vamos los periodistas de aquí: “El PP venía a presentar un programa, ¿pero dónde está ese programa?”. A falta de propuestas hay que conformarse con una una promesa: Rajoy se compromete a  gobernar «buscando la concordia», y «desde el diálogo», para «sacar a España de la crisis». También promete valentía, pero elude explicar alguna de sus recetas valientes.

Sí hemos podido conocer anuncios concretos en materia judicial, no por boca de Mariano Rajoy, sino de la cabeza pensante de su partido en dicha materia, el exministro Federico Trillo. Guste o no, a mí particularmente si, el PP pretende reformar el Código Penal para introducir la cadena perpetua revisable. A Trillo muchos en su partido le habrán dicho ahora que rectificar es de sabios, porque  las hemerotecas reflejan que en 2008 él  pensaba que dicha  iniciativa era de “dudosa constitucionalidad”.